6/9/08

Texto de Carlos Nine, para la exposición.

Sobre David Pugliese

Es dificil remontar el apellido Pugliese sin dedicarse al tango.

Afortunadamente para nosotros, espectadores, David Pugliese advirtió que su gran posibilidad era la imagen, ya que de los sonidos se había hecho cargo con gran suceso su homónimo.

El sueño de empuñar un bandoneón, pues, pasó al olvido, y sus manos se sumergieron entre lápices, pinceles y colores.

No es un caso único, ya que tenemos en la actualidad otro gran artista plástico llamado D'Arienzo.

Conocí a David hace varios años, dedicado casi exclusivamente por ese entonces a la caricatura, tarea difícil si las hay, pero que David acometía dejando siempre a buen resguardo las cualidades del buen diseño y esa plusvalía de mensaje pictórico que también solemos encontrar en un artista moderno como Sábat, y en históricos como Ianiro o Stein.

La caricatura es una de esas tareas riesgosas y equívocas, donde uno cree tocar el cielo con las manos cuando logramos que alguien reconozca al personaje caricaturizado, pero se trata de una efímera alegría.

Pan para hoy y hambre para mañana, como suele decirse.

Lo digo por experiencia propia, y por haber disfrutado este año de la contemplación de imágenes de personajes políticos de gran importancia... en la Francia de finales del siglo 19.

Hablo de caricaturas hechas con arcillas pintadas, de esculturas de actores políticos de ésa época, de los cuales practicamente ya no queda memoria, de vidas mínimas que por azar quedaron inmortalizados en el tiempo al pasar por las manos de un verdadero artista.

Son obras de Gustave Daumier que se pueden observar en el museo de Orsay, Paris.

Ya no tiene importancia la relación de parecido entre esos seres que alguna vez existieron y estas magníficas obras que vemos ahora cuidadosamente ubicadas dentro de una vitrina.

Perduran más allá del tiempo por obra y gracia del genio. Lo que sobrevive es la mirada del artista. El gran tema es la mirada.

Lo mismo ocurre con Sábat. Se trata de bellísimos dibujos más allá del ascenso y posterior caída del político, militar, o economista de marras, que sirvieron de pretexto.

Con esta misma óptica encara su trabajo David, comprendiendo y armonizando los elementos de los cuales se compone una obra, ligándolos tanto por la línea como por el color a una idea superior, donde las imágenes alcanzan una instancia trascendente. Y esa misma óptica se encuentra en las ilustraciones y, en curiosa sintonía con Daumier, con los trabajos en volumen aunque en este caso se trata de fantásticas construcciones de su propio imaginario. Porque cualquiera sea el motivo que David utilice como pretexto para hacer que la imágenes se hagan presentes, sabe separar perfectamente lo momentáneo de lo imperecedero. Cuesta mucho lograr eso. Casi tanto como crear un tango inolvidable.

Carlos Nine

1 comentario:

dakota73 dijo...

Que tal David, te felicito por el blog siempre es refrescante ver tus boletos, pero también tu arte final, un abrazo.